Salmo 140, Protégete de la negatividad
El Salmo 140 es ideal para obtener protección contra la negatividad y las personas con malas intenciones. La lucha de la luz contra la oscuridad ha sido una preocupación constante entre los seguidores de las distintas religiones.
Cada corriente espiritual ha diseñado sus propios procedimientos, para brindarles tranquilidad a sus fieles, en contra de los influjos negativos. En la religión católica es común encontrar rituales, basados en la lectura de los salmos.
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Los Salmos son un conjunto de alabanzas, suplicas y acción de gracias, dirigidas a Dios o Jehová (Yahveh), y contenidas en el Antiguo Testamento de la Biblia. Los salmos están escritos en lenguaje poético.
Entre esta serie de poderosos escritos bíblicos, existe uno considerado como particularmente efectivo, a la hora de invocar protección personal: se trata del Salmo 140.
Este texto está especialmente indicado para aquellas personas que desean alejarse de “amigos” no sinceros; anular conspiraciones; protegerse contra la injusticia, maleficios y brujería.
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Los salmos de protección nos auxiliaran en los momentos de dificultad
Realizar esta oración con frecuencia nos ayudara a mantener alejada la maldad de nuestra vida. Podemos acompañar esta oración con una meditación profunda que nos ayude a conectarnos con la energía de la creación. También hace notar este salmo la destreza de la lengua viperina de la maldad. Muchos de nosotros hemos enfrentado calumnias y hemos sido azotados por la lengua despiadada de nuestros enemigos.
Por esta razón esta plegaria nos ayudara a mantener alejada toda energía negativa de nuestras vidas. Podemos enmarcar esta oración y colocarla cerca del lugar donde descansamos de manera de poder repetirla continuamente durante todas las noches. También es recomendable encender alguna vela encendida para complementar esta pequeña plegaria que le hacemos al Creador pidiendo protección. Es la luz el camino al conocimiento que nos conduce hacia la divinidad. Eso se hace como una manera de materializar el significado que la luz posee en la creación.
No debemos nunca abandonar el sendero de la fe y de la esperanza. Ofrece este salmo 140 de la biblia católica una magnifica manera de pedir protección.
Las oraciones llegan a la divinidad llenas de nuestro fervor
El salmo 140 de la biblia católica nos enseña a orar al creador de una manera muy profunda. Es Dios el guardián de los hombres de bien y su eterno bienestar. Todo lo que se desprende de Dios es capaz de vencer cualquier tipo de obstáculos. Satanás fue un ángel caído pero sigue tentando a los hombres que escogieron el camino del mal. No debemos rendirnos ante la adversidad sino orar a Dios por sobre todas las cosas.
El hombre debe seguir el camino del bien no el sendero que conduce a la maldad. Debemos unirnos a los valores que ayuden a exaltar la bondad del hombre. La naturaleza humana es muy compleja y el creador conoce a cabalidad a toda la humanidad.
¿Cómo utilizar el Salmo 140?
Invocar la gracia y protección divina, a través del Salmo 140, es muy sencillo. Únicamente precisa de una vela o velón (veladora) color blanco, colocada sobre un platillo o recipiente no combustible.
Vigile que la llama no entre en contacto con materiales inflamables. Situé la vela sobre una mesa o lo más alto que pueda, sin poner en riesgo su integridad y la de su hogar. Una vez encendida la llama, proceda a recitar el Salmo 140.
Deje que la vela se consuma, y deseche los residuos de cera en los contenedores de desperdicios correspondientes. Repita el ritual las veces que considere necesario, pero procure que sea siempre en horas de la tarde.
Importante: Aunque tengas una idea de quién es la persona que ejerce la influencia negativa, no la visualices durante el ritual (recuerda la Ley del Karma). Enfoca tu mente en la lectura del Salmo 140 y deja que la Divinidad se encargue de hacer los ajustes necesarios.
El Salmo 140
A continuación, se reproduce el texto completo del Salmo 140, utilizado para completar el ritual.
Líbrame Señor del hombre malvado.
Defiéndeme de la gente violenta,
de los que en su corazón maquinan males y provocan riñas cada día;
que cuál serpiente afilan sus lenguas y veneno de víbora hay en sus labios.
Señor,
protégeme de manos del impío,
defiéndeme de la gente violenta que piensa cómo hacerme tropezar.
Los soberbios me han puesto un lazo oculto,
han tendido redes bajos mis pies
y me han puesto trampas junto al sendero.
Dije al Señor:
Tú eres mi Dios.
Presta atención, Señor,
a la voz de mi súplica.
Señor Dios, salvador mío,
cubre mi cabeza el día del combate.
No consientas, Señor,
los deseos del malvado.
No dejes que su plan se realice.
Que no alcen su cabeza los que me asedian,
que la malicia de sus labios los ahogue;
que lluevan sobre ellos brasas ardientes;
que los eches al abismo y no salgan.
Que la tierra rechace al detractor y el mal persiga al violento,
sin darle tregua.
Sé que el Señor hará justicia al desvalido y dará a los pobres la razón.
Los justos darán gracias a tu Nombre,
y los hombres rectos se quedarán en tu presencia.