Salmo 37, no te impacientes a causa de los malignos
El Salmo 37 nos habla de la prosperidad terrenal, que es una de las promesas que más les interesa a las personas a la hora de creer en Dios. Como evidencia de esto tenemos al pueblo judío, que en la actualidad es una de las etnias mas prosperas.
Aunado a esto, este mundo es un lugar difícil en el cual habitar, antes de conocer al Señor vimos afanados y envueltos en situaciones que nos quitaban el sueño y la felicidad.
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Si esto es así ¿Por qué hay impíos siendo prósperos? Esta era una de las interrogantes más grandes que tenía el Rey David y que nos expresa en el Salmo 37.
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Usos del Salmo 37
En el Salmo 37, David nos expresa una experiencia suya y una promesa de bendición futura al remanente fiel a Dios, escrito en forma de acróstico.
Cada versículo o sección de este Salmo comienza con una letra del alfabeto hebreo. Este Salmo tiene unos cuarenta versículos, lo cual quiere decir que cada 2 versículos, la frase se inicia con una letra del alfabeto hebreo.
En el Antiguo Testamento, Dios prometía a los creyentes prosperidad terrenal y material. Él no ha prometido lo mismo a los creyentes en la actualidad. Nuestra esperanza se encuentra en el cielo, no en esta tierra.
Así como dice la segunda epístola a los Corintios 12:9 “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”
En este salmo se nos aconseja dos cosas importantes frente a los malignos: no ser impacientes y no tener envidia. Esto es de gran ayuda ya que vivimos en un mundo totalmente terrenal que desprecia todo lo bueno, todo lo puro y podemos en algún momento perder la firmeza, quitar los ojos de Dios y caer en esta actitud pecadora.
El salmista nos exhorta a que comprendamos el tipo de final que los malvados sufrirán y esto por no hacer lo que es agradable para Dios.
En el Salmo 37 el Rey David también nos da una serie de recomendaciones muy útiles para no incurrir en la envidia y para que logremos hacer realidad las bendiciones que Dios tiene preparadas para nosotros sus hijos.
Como la plena confianza en el Señor y no apoyarnos en nuestra propia prudencia, entregarle nuestro camino y todas esas emociones que nos molestan y entorpecen.
Salmo 37
1 No te impacientes a causa de los malignos,
Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
2 Porque como hierba serán pronto cortados,
Y como la hierba verde se secarán.
3 Confía en Jehová, y haz el bien;
Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.
4 Deléitate asimismo en Jehová,
Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
5 Encomienda a Jehová tu camino,
Y confía en él; y él hará.
6 Exhibirá tu justicia como la luz,
Y tu derecho como el mediodía.
7 Guarda silencio ante Jehová, y espera en él.
No te alteres con motivo del que prospera en su camino,
Por el hombre que hace maldades.
8 Deja la ira, y desecha el enojo;
No te excites en manera alguna a hacer lo malo.
9 Porque los malignos serán destruidos,
Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.
10 Pues de aquí a poco no existirá el malo;
Observarás su lugar, y no estará allí.
11 Pero los mansos heredarán la tierra,
Y se recrearán con abundancia de paz.
12 Maquina el impío contra el justo,
Y cruje contra él sus dientes;
13 El Señor se reirá de él;
Porque ve que viene su día.
14 Los impíos desenvainan espada y entesan su arco,
Para derribar al pobre y al menesteroso,
Para matar a los de recto proceder.
15 Su espada entrará en su mismo corazón,
Y su arco será quebrado.
16 Mejor es lo poco del justo,
Que las riquezas de muchos pecadores.
17 Porque los brazos de los impíos serán quebrados;
Mas el que sostiene a los justos es Jehová.
18 Conoce Jehová los días de los perfectos,
Y la heredad de ellos será para siempre.
19 No serán avergonzados en el mal tiempo,
Y en los días de hambre serán saciados.
20 Mas los impíos perecerán,
Y los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros
Serán consumidos; se disiparán como el humo.
21 El impío toma prestado, y no paga;
Mas el justo tiene misericordia, y da.
22 Porque los benditos de él heredarán la tierra;
Y los malditos de él serán destruidos.
23 Por Jehová son ordenados los pasos del hombre,
Y él aprueba su camino.
24 Cuando el hombre cayere, no quedará postrado,
Porque Jehová sostiene su mano.
25 Joven fui, y he envejecido,
Y no he visto justo desamparado,
Ni su descendencia que mendigue pan.
26 En todo tiempo tiene misericordia, y presta;
Y su descendencia es para bendición.
27 Apártate del mal, y haz el bien,
Y vivirás para siempre.
28 Porque Jehová ama la rectitud,
Y no desampara a sus santos.
Para siempre serán guardados;
Mas la descendencia de los impíos será destruida.
29 Los justos heredarán la tierra,
Y vivirán para siempre sobre ella.
30 La boca del justo habla sabiduría,
Y su lengua habla justicia.
31 La ley de su Dios está en su corazón;
Por tanto, sus pies no resbalarán.
32 Acecha el impío al justo,
Y procura matarlo.
33 Jehová no lo dejará en sus manos,
Ni lo condenará cuando le juzgaren.
34 Espera en Jehová, y guarda su camino,
Y él te exaltará para heredar la tierra;
Cuando sean destruidos los pecadores, lo verás.
35 Vi yo al impío sumamente enaltecido,
Y que se extendía como laurel verde.
36 Pero él pasó, y he aquí ya no estaba;
Lo busqué, y no fue hallado.
37 Considera al íntegro, y mira al justo;
Porque hay un final dichoso para el hombre de paz.
38 Mas los transgresores serán todos a una destruidos;
La posteridad de los impíos será extinguida.
39 Pero la salvación de los justos es de Jehová,
Y él es su fortaleza en el tiempo de la angustia.
40 Jehová los ayudará y los librará;
Los libertará de los impíos, y los salvará,
Por cuanto en él esperaron.
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