Salmo 84, la presencia de Dios en el templo
El salmo 84 también es conocido como el anhelo por la casa de Dios. Fue escrito por los hijos de Coré, tal como lo indica en su apertura. El poeta en esta ocasión expresa su más ferviente deseo de vivir en la morada de Yahvé para sentirse pleno y seguro en con su presencia.
En este sentido, se hace referencia al templo de Jerusalén, que hace que el poeta se sienta estremecido con la sola idea de pisar su suelo. En esta ocasión te contamos cómo aplicar este maravilloso salmo a tu vida.
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El anhelo por la casa de Dios del salmo 84
Los hijos de Dios sentimos constantemente el deseo de vivir bajo su protección, sentirnos cercanos a su presencia, etc. A pesar de que la iglesia es un lugar en el que nos sentimos cómodos, no hay nada como imaginarnos en nuestra morada final junto al Padre.
En el salmo 84, podemos observar cómo el poeta habla de su deseo de ser como las aves que vuelan tan alto que pueden ver de cerca a Dios.
De la misma manera deseamos nosotros poder palpar la divinidad en su máxima expresión con todos los beneficios que Dios ofrece para los que mantienen una vida espiritual y una fe libres de cualquier pensamiento negativo.
La esperanza de sentirnos cerca de la presencia de Dios, es la representación de este salmo. Pero ello solo lo lograremos si llevamos una vida buena, de santidad, lo que nos convierte en bienaventurados dignos de habitar en la morada de Dios.
De la misma forma en que se menciona el caminar de los peregrinos hacia el templo de Jerusalén en el salmo 84, nosotros debemos llevar nuestro camino: sin pausas, ignorando los vientos adversos, los desiertos, los caminos difíciles, las tribulaciones, etc.
A pesar de que nuestro cansancio muchas veces sea evidente, la verdadera recompensa es no desmayar en nuestro ánimo de entra en el templo de Dios. El gozo y el verdadero regocijo del ser humano es llegar a una meta luego de haber atravesado un oasis, o un camino lleno de tropiezos.
En este sentido, la dicha que conseguiremos en las líneas de este salmo es poder entender que quien se entrega sin condiciones a Dios, puede obtener la verdadera felicidad.
Es mejor enfrentar el mundo con sus obstáculos que entregarse a los riesgos que conlleva el pecado para con nuestra relación con el Padre.
Por ello, si deseas reforzar la intención de estas palabras divinas en tu vida, toma una hoja de papel y escribe el contenido del salmo 84.
Luego enciende una vela en el lugar de mayor paz en tu hogar, y encomienda tu vida a la búsqueda de Dios. Encuentra la paz que tanto necesitas y que nunca está de más, con estas palabras.
Salmo 84
1 Del maestro de coro. Con la cítara de Gat. De los hijos de Coré. Salmo.
2 ¡Qué amable es tu Morada, Señor del Universo!
3 Mi alma se consume de deseos por los atrios del Señor; mi corazón y mi carne claman ansiosos por el Dios viviente.
4 Hasta el gorrión encontró una casa, y la golondrina tiene un nido donde poner sus pichones, junto a tus altares, Señor del universo, mi Rey y mi Dios.
5 ¡Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar!
6 ¡Felices los que encuentran su fuerza en ti, al emprender la peregrinación!
7 Al pasar por el valle árido, lo convierten en un oasis; caen las primeras lluvias, y lo cubren de bendiciones;
8 ellos avanzan con vigor siempre creciente hasta contemplar a Dios en Sión.
9 Señor del universo, oye mi plegaria, escucha, Dios de Jacob;
10 protege, Dios, a nuestro Escudo y mira el rostro de tu Ungido.
11 Vale más un día en tus atrios que mil en otra parte; yo prefiero el umbral de la Casa de mi Dios antes que vivir entre malvados.
12 Porque el Señor es sol y escudo; Dios da la gracia y la gloria, y no niega sus bienes a los que proceden con rectitud.
13 ¡Señor del universo, feliz el hombre que confía en ti!
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