Salmo 85, la súplica por la misericordia de Dios
El salmo 85 fue escrito a raíz de la situación que vivió el pueblo de Dios luego del exilio de Babilonia, donde Israel quedó en penumbras. En él se ruega a Dios porque su pueblo vuelva a ser glorioso, y al igual que el salmo 84, habla de los beneficios de estar en la presencia del Padre.
La diferencia entre ambos salmos, es que el 84 habla del templo, y en el 85 se expresa la dicha que se siente al estar en la presencia de Yahvé.
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La piedad de Dios reflejada en el salmo 85
El salmo 85 refleja el agradecimiento a Dios por su poder y misericordia, sin los que hubiese sido imposible que los cautivos volvieran a Israel y dejaran atrás el pasado oscuro que les precedía.
Evidentemente, si se tiene en cuenta cada pecado cometido y reflejado en la Biblia por parte de la antigua Babilonia, la misericordia de Dios fue excelsa, ya que su castigo pudo ser más severo.
La súplica por la restauración de Israel la podemos llevar a nuestra realidad. La sociedad mundial vive sus peores días: actos de terrorismo, suicidios en masa, tecnología embrutecedora, armas químicas, etc.
Se trata de una forma de conectar con nuestro Dios para pedirle que nos devuelva la paz ante tanta desidia, ya que solo en su presencia podremos lograr la verdadera felicidad.
La plenitud de la vida solo puede apreciarse gracias a Dios, y la manifestación de su misericordia puede verse reflejada en la súplica realizada en el salmo 85.
En confianza y con mucha fe, utiliza cada palabra de este salmo para pedirle al altísimo que te ayude, que socorra a la humanidad, que te mantenga siempre atento a las señales esperanzadoras que te brinda su presencia, etc.
Al igual que el tono esperanzador del poeta que escribió el salmo, la ansiedad que existe actualmente en el mundo puede ser subsanada con esta recitación, si se suplica con esperanza en el corazón.
La ira y el resentimiento merecen estar alejadas de tu vida y la vida de los hijos de Dios, quienes serán bendecidos con favores si se mantienen fieles y cerca de su Padre.
Todas las noches y las mañanas, eleva una oración por la paz del mundo y luego recita este salmo. La paz interior es la paz de Dios, y en este sentido, el salmo 85 es una manera de conectar con la misericordia del altísimo para alcanzar la paz de nuestra alma ante tanta desidia.
Salmo 85
1 Del maestro de coro. De los hijos de Coré. Salmo.
2 Fuiste propicio, Señor, con tu tierra, cambiaste la suerte de Jacob;
3 perdonaste la culpa de tu pueblo, lo absolviste de todos sus pecados;
4 reprimiste toda tu indignación y aplacaste el ardor de tu enojo.
5 ¡Restáuranos, Dios, salvador nuestro; olvida tu aversión hacia nosotros!
6 ¿Vas a estar enojado para siempre? ¿Mantendrás tu ira eternamente?
7 ¿No volverás a darnos la vida, para que tu pueblo se alegre en ti?
8 ¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación!
9 Voy a proclamar lo que dice el Señor: el Señor promete la paz, la paz para su pueblo y sus amigos, y para los que se convierten de corazón.
10 Su salvación está muy cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra tierra.
11 El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán;
12 la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo.
13 El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos.
14 La Justicia irá delante de él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos.
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