Salmo de agradecimiento, para exaltar la grandeza de Dios
Agradecer es concentrar los estados de ánimo positivos y asociarlos a una imagen dentro de nuestro ser, una imagen que nos inspire mucho amor y protección, así cada vez que evoquemos esa imagen u oremos un salmo de agradecimiento, esa gracia que quedó guardada en nuestro interior, vendrá como ayuda y beneficio a nuestras vidas.
Siempre pedimos ayuda a nuestro Dios en innumerables situaciones de debilidad y desamparo, pero debemos también hacer una pausa en nuestras vidas para agradecer, todo lo bueno y grande que nos está pasando.
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Incluso en situaciones de conflicto es preciso agradecer ya que estas situaciones nos ayudan a modificar aspectos de nuestras vidas y nos traerán beneficios más adelante. Intente adoptar este hábito de orar y una manera de hacerlo es rezar un salmo de agradecimiento.
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Salmo de Agradecimiento
Presentamos tres hermosos Salmos de agradecimiento al Señor para que los lea como una forma de agradecer lo que Dios le ha proporcionado a su vida.
Salmo 46
El primer salmo de agradecimiento es un Salmo de alabanza y reconocimiento por la grandeza de Dios
El Señor es nuestro refugio y fortaleza,
una ayuda siempre pronta en los peligros.
Por eso no tememos,
aunque la tierra se conmueva
y las montañas se desplomen
hasta el fondo del mar;
aunque bramen y se agiten sus olas,
y con su ímpetu sacudan las montañas.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro baluarte es el Dios de Jacob.
Los canales del Río alegran la Ciudad de Dios,
la más santa Morada del Altísimo.
El Señor está en medio de ella: nunca vacilará;
él la socorrerá al despuntar la aurora.
Tiemblan las naciones, se tambalean los reinos:
él hace oír su voz y se deshace la tierra.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro baluarte es el Dios de Jacob.
Vengan a contemplar las obras del Señor,
él hace cosas admirables en la tierra:
elimina la guerra hasta los extremos del mundo;
rompe el arco, quiebra la lanza
y prende fuego a los escudos.
Ríndanse y reconozcan que yo soy Dios:
yo estoy por encima de las naciones,
por encima de toda la tierra.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro baluarte es el Dios de Jacob.
Salmo 23
Salmo de agradecimiento y confianza en el Señor
El Señor es mi pastor,
nada me puede faltar.
Él me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el recto sendero,
por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal,
porque tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza.
Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo.
Salmo 66
Salmo de alabanza y adoración a Dios, donde expresamos todo nuestro agradecimiento.
¡Aclame al Señor toda la tierra!
¡Canten la gloria de su Nombre!
Tribútenle una alabanza gloriosa,
digan al Señor: “¡Qué admirables son tus obras!”
Por la inmensidad de tu poder,
tus enemigos te rinden pleitesía;
toda la tierra se postra ante ti,
y canta en tu honor, en honor de tu Nombre.
Vengan a ver las obras del Señor,
las cosas admirables que hizo por los hombres:
él convirtió el Mar en tierra firme,
a pie atravesaron el Río.
Por eso, alegrémonos en él,
que gobierna eternamente con su fuerza;
sus ojos vigilan a las naciones,
y los rebeldes no pueden sublevarse.
Bendigan, pueblos, a nuestro Dios,
hagan oír bien alto su alabanza:
él nos concedió la vida
y no dejó que vacilaran nuestros pies.
Porque tú nos probaste, Señor,
nos purificaste como se purifica la plata;
nos hiciste caer en una red,
cargaste un fardo sobre nuestras espaldas.
Dejaste que cabalgaran sobre nuestras cabezas,
pasamos por el fuego y por el agua,
¡hasta que al fin nos diste un respiro!
Liturgia de acción de gracias
Yo vengo a tu Casa a ofrecerte holocaustos,
para cumplir los votos que te hice:
los votos que pronunciaron mis labios
y que mi boca prometió en el peligro.
Te ofreceré en holocausto animales cebados,
junto con el humo de carneros;
te sacrificaré bueyes y cabras.
Los que temen al Señor, vengan a escuchar,
yo les contaré lo que hizo por mí:
apenas mi boca clamó hacia él,
mi lengua comenzó a alabarlo.
Si hubiera tenido malas intenciones,
el Señor no me habría escuchado;
pero Dios me escuchó
y atendió al clamor de mi plegaria.
Bendito sea Dios,
que no rechazó mi oración
ni apartó de mí su misericordia.
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