Salmos de protección, conoce aquí 3 hermosos cánticos
En artículos anteriores hablamos sobre el origen de los salmos y ya dejamos claro que cada uno de los 150 salmos tiene un mensaje distinto. Están los de alabanza, de acción de gracia, de súplica y los salmos de protección, entre otros.
Los denominados, salmos de protección reciben este nombre porque el objetivo último de éstos es pedirle ayuda a Dios en una situación de vulnerabilidad. En este artículo vamos a hablar sobre esta tipología.
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En concreto queremos desengranar el contenido de tres salmos de protección distintos que se emplean cuando se busca protección, hay más, pero estos nos parecen especialmente importantes.
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Algunos consejos para iniciarte con los salmos
Si nunca has recitado salmos de protección y quieres comenzar a hacerlo te proponemos una serie de pasos para que te sea mucho más fácil:
- Conoce el contenido de los salmos de protección. No tiene mucho sentido que quieras recitar un salmo que ni siquiera sabes lo que significa. Haz una primera lectura para entender el mensaje.
- Analiza. ¿Ya has comprendido el mensaje? Es momento de analizarlo. Hay 150 salmos y quizá no es fácil hacerlo con todos, pero al menos con el que creas que es más adecuado para lo que quieres conseguir.
- Memoriza. Intenta memorizar el contenido de los salmos de protección escogidos. Es lógico que no puedas saberte todos, pero si quieres comenzar con los salmos de protección que te proponemos en este artículo no supone mucha dificultad intentar memorizarlos.
Salmos de protección
Salmo 64
Plegaria pidiendo protección contra enemigos ocultos. Este salmo fue escrito por David y suele entonarse cuando se tiene la certeza o la sospecha de que hay algún mal sobre nosotros, pero ni siquiera podemos verlo.
Escucha, oh Dios, la voz de mi queja; guarda mi vida del temor del enemigo.
Escóndeme del consejo secreto de los malignos, de la conspiración de los que hacen iniquidad, que afilan como espada su lengua; lanzan cual saeta suya, palabra amarga, para asaetear a escondidas al íntegro; de repente lo asaetean, y no temen.
Obstinados en su inicuo designio, tratan de esconder los lazos, y dicen: ¿Quién los ha de ver? Inquieren iniquidades, hacen una investigación exacta; y el íntimo pensamiento de cada uno de ellos, así como su corazón, es profundo.
Mas Dios los herirá con saeta; de repente serán sus plagas.
Sus propias lenguas los harán caer; se espantarán todos los que los vean.
Entonces temerán todos los hombres y anunciarán la obra de Dios, y entenderán sus hechos.
Se alegrará el justo en Jehová, y confiará en él; y se gloriarán todos los rectos de corazón.
Salmo 23
Jehová es mi pastor. De los 150 salmos se considera a éste, también escrito por David, como uno de los más eficaces para pedir protección ante el día a día, para tomar las decisiones adecuadas.
Jehová es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Aderezas mesa delante de mi en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.
Salmo 91
La seguridad del que confía en Dios (la protección divina en medio de los peligros).
Tú que vives al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Todopoderoso, di al Señor: ‘Mi refugio y mi baluarte, mi Dios, en quien confío.’
Él te librará de la red del cazador y de la peste perniciosa; te cubrirá con sus plumas, y hallarás un refugio bajo sus alas.
No temerás los terrores de la noche, ni la fecha que vuela de día, ni la peste que se acecha en las tinieblas, ni la plaga que devasta a pleno sol.
Aunque caigan mil a tu izquierda y diez mil a tu derecha, tú no serás alcanzado: su brazo es escudo y coraza.
Con sólo dirigir una mirada, verás el castigo de los malos, porque hiciste del Señor tu refugio y pusiste como defensa al Altísimo.
No te alcanzará ningún mal, ninguna plaga se acercará a tu carpa, porque él te encomendó a sus ángeles para que te cuiden en todos tus caminos.
Ellos te llevarán en sus manos para que no tropieces contra ninguna piedra; caminarás sobre leones y víboras y pisotearás cachorros de león y serpientes.
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