San Agustín de Hipona, conoce su vida y obra
San Agustín de Hipona, el “doctor de la Gracia” y patrón de los que buscan a Dios. Fue el más importante filósofo y pensador del primer milenio del cristianismo. Uno de los 36 doctores de la iglesia católica, escribió varios libros teológicos entre los que se destacan: “La ciudad de Dios” y “Confesiones”.
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Vida y obra de San Agustín de Hipona
San Agustín de Hipona nació en el 354 dC, en Tagaste, en la provincia romana de Numidia (actual Marruecos, Argelia y Libia). Su madre, Santa Mónica, era una cristiana devota que rezaba todos los días por la conversión al cristianismo de su esposo, y su padre, Patricio, quien era un pagano se convirtió al cristianismo en el lecho de muerte.
A los once años, fue enviado a una escuela en Madaura (actual M’Daourouch, Argelia). Allí aprendió literatura latina y también las prácticas y creencias paganas. Fue allí también, alrededor de 369 o 370, que leyó el diálogo perdido de Cicerón, “Hortensio”, el afirmó que este texto le despertó el interés en la filosofía.
A los diecisiete, se mudó a Cartago para estudiar retórica. Se interesó por el maniqueísmo, para desesperación de su madre. En esta época San Agustín se juntó con otros jóvenes y tuvo una vida hedonista y característica para un joven de su clase social, se jactaban de sus aventuras con mujeres y hombres. De este periodo es su famosa oración “Señor, concédeme castidad y continencia, pero no aún”.
Convivió con la madre de su hijo Adeodato y fue bautizado al cristianismo junto a él, la madre murió ese mismo año el 387. De vuelta a África se hizo sacerdote en la diócesis de Hipona, donde luego fue el obispo por 34 años. Llevó una vida casta y totalmente dedicada al estudio y a Dios.
Falleció el 28 de agosto del 430. Su cuerpo fue enterrado Hipona, pero luego trasladado a Pavia, Italia.
El aporte intelectual de San Agustín de Hipona
Su obra ayudó a fundar las bases de la filosofía de la Iglesia Católica, así como plantear cuestiones que influenciaron a toda la historia posterior en la filosofía. En los primeros siglos del cristianismo, surge como un reformulador de la filosofía patrística.
Entre otras ideas, San Agustín de Hipona defendía que los cristianos deberían ser filosóficamente y personalmente pacifistas. Es decir, deberían defender la paz, optando por ella por principio, siempre que sea posible, pero cuando no sea posible establecer la paz, se haga la guerra. Entendió que una postura pacífica ante un mal, que sólo podría ser parado por la violencia es un pecado, ya que permite la perpetuación de este mal.
En estos casos los cristianos deberían considerar que una guerra sólo es justa si su objetivo es el mantenimiento de la paz, habiendo un compromiso duradero con la misma. La guerra no puede ser preventiva, sólo defensiva, con el objetivo de restaurar la paz, nunca de atacar. La guerra sólo es justa cuando es defensiva.
Oración a San Agustín de Hipona para encontrar a Dios
Oh glorioso San Agustín,
Tú fuiste un hombre sensual atormentado frecuentemente por los apetitos y deseos naturales.
Pero supiste encontrar tu camino hacia Dios por medio del fuerte deseo de vivir una rica vida espiritual y plena de sentido.
Ayúdame a ver las cosas como tú enseñaste,
que Dios está presente en todos aquellos que con buena voluntad le buscan y en todos los que le aman como
Él nos ama.
Ayúdame a ver a través de mis deseos de Dios y ayúdame a ver el amor de Dios en todos mis deseos.
Te pido San Agustín, que me ayudes a encontrar a Dios en todo lo que veo.
Infunde en mi espíritu con el deseo de conocer y amar a Dios con todo mi corazón.
Amén
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