San Antonio Abad: el gran santo de la Iglesia Católica
San Antonio Abad es conocido con el nombre de el Grande. Este santo nació en una familia de dinero en Egipto, rodeado de todo tipo de lujos. Sin embargo, Dios tocó a su corazón al pedirle que entregara su fortuna a los pobres. Vendió todo y se dedicó al servicio de la Iglesia.
En principio, se fue a vivir solo aunque luego optó por vivir en el desierto. Llevó inicialmente vida apartada en su propia aldea, pero pronto se marchó al desierto, adiestrándose en las prácticas eremíticas junto a un cierto Pablo, anciano experto en la vida solitaria para convertirse en un auténtico ejemplo de vida cristiana.
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Se asocia a este popular santo con los animales, llegando a ser considerado como su patrono al igual que San Francisco de Asís. Su vida ha sido ampliamente estudiada debido a sus numerosas virtudes. Cuando llegó a lo mayoría de edad sus padres fallecieron y tuvo la responsabilidad de criar a su pequeña hermana.
En medio de esta etapa tuvo una importante revelación sobre los apóstoles quienes habían dejado todo para acompañar a Jesucristo. La promesa de ganar el cielo para aquellos que lograran realizar esta acción logró seducir a San Antonio Abad.
«Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres -así tendrás un tesoro en el cielo – y luego vente conmigo.» Tal y como lo sintió, así lo hizo. Entre las posesiones de San Antonio Abad se contaban cientos de parcelas que fueron puestas a la orden de los desprotegidos. Lo único que dejó fue una pequeña parte para su hermana.
Su vida de austeridad y de contemplación le llevaron a trabajar con sus manos. Lo que obtenía por su oficio también era entregado a aquellos de pocos recursos.
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El legado de San Antonio Abad
Su principal legado es haber alcanzado tan alto nivel de contemplación espiritual. Sus predicaciones se centraban mucho en el destino del hombre y en su posibilidad de luchar contra el demonio. Procuraba siempre que la personas pecaran lo menos posible, que se situara siempre en contra de la maldad y la impureza.
San Antonio Abad promovía siempre la oración y el ayuno, siempre con su propio ejemplo. Aseguraba que al diablo le disgustan las vigilias y todo tipo de oraciones dirigidas hacia Dios.
Entre el año 272 hasta el 285 vivió una vida solitaria, posteriormente, cruzó El Nilo y se asentó en la población de Koman cerca de 30 años. Practicó siempre la penitencia y la austeridad y pese a la poca cantidad que comía, estuvo fuerte y saludable. San Antonio Abad es considerado como el fundador de la vida Monástica y su día es conmemorado el 17 de enero.
Se dice que nunca tuvo la intención de fundar ningún monasterio y mucho menos en instituirse como un superior. La gran cantidad de seguidores que se instaló en las montañas para vivir la vida a semejanza de San Antonio Abad, veía en este santo la posibilidad de abandonar el mundo lleno de maldad y aspectos materiales.
San Antonio Abad vivió hasta los 105 años. Luego de su muerte, sus reliquias fueron llevadas a Alejandría. Posteriormente, fueron trasladadas a Constantinopla y, finalmente, a Delfina. Su devoción ha sido ampliamente difundida por todo el mundo, en especial en Europa.
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