San Francisco de Sales: doctor de la Iglesia
San Francisco de Sales nació en España el 21 de agosto de 1567, específicamente en el castillo de Sales, Saboya. Provenía de una familia piadosa y profundamente religiosa. Desde temprana edad le gustaba mucho ir a la Iglesia para rezar así como también se distinguía por su gusto por ayudar al prójimo. De su madre, Doña Francisca, aprendió el Catecismo y lo repetía a sus amigos durante los paseos y caminatas. Luego de hacer la Primera Comunión y Corfirmación decidió visitar todos los días el Jesús Sacramentado que se encontraba en el colegio.
A edad temprana también recibió las enseñanzas de un sacerdote muy exigente conocido como el Padre Deage. De él también aprenderá muchas cosas y tomará la determinación de enseñar a los demás con menos rigidez y mayor amabilidad.
¡Suscríbete a nuestra newsletter!
¿Te encanta la astrología? ¡Recibe contenido exclusivo!
Su familia esperaba que siguiera otro camino, ajeno al sacerdocio pero su vocación se impuso en todo momento. Luego de su ordenación, fue enviado por su Obispo como misionero a Chablais en medio de la crisis en la Iglesia. En este periodo, adquirió gran fama por todos sus escritos en favor de la fe. Su postura firme le llevó a ser víctima de un atentado del cual logró salir airoso con la gracia de Dios. Todo su esfuerzo se vio reflejado en el regreso de cerca de 72000 calvinistas para que retornaran al Catolicismo.
San Francisco de Sales fue beatificado en 1661 y canonizado en 1665, luego de que habían transcurrido 43 años de su fallecimiento.
Es considerado como el Doctor de la Iglesia debido a su legado, en especial por tres importantes obras conocidas como “Las controversias”, «La Introducción a la Vida Devota” y «El Tratado del Amor de Dios». Estos libros así como la colección de sus famosos sermones son considerados como auténticos tesoros de la Iglesia Católica por lo que también es considerado como «El Doctor de la amabilidad». Es considerado como un gran guía espiritual. Todas sus reflexiones fueron reflejadas en el libro «introducción a la Vida Devota» así como El Tratado del Amor de Dios.
Su consagración como Obispo de Ginebra tuvo lugar en 1602, momento en el cual Ginebra pertenecía al calvinismo.
También es considerado como el patrono de los escritores y los periodistas católicos debido a su prolífica pluma. Incluso, creó un lenguaje para comunicarse con aquellas personas con problemas de audición por lo que también es considerado el protector de las personas que tienen esta deficiencia.
Lee también: Santa Bárbara: protectora de los rayos y las tormentas
El Legado de San Francisco de Sales
San Francisco de Sales fue el fundador de la Orden religiosa de las hijas de la Visitación de Santa María. Precisamente, la Madre María de Sales Chappuis, una de sus integrantes, fundó junto al padre Luis Brisson la Orden de los Oblatos de San Francisco de Sales, comunidad que también contó con la versión femenina.
San Francisco de Sales es considerado como un modelo de caridad, humildad y alegría. Puso al servicio de los demás todo su conocimiento para formar a las personas en torno a valores profundamente religiosos.
San Francisco de Sales consideraba que la oración tenía el poder de limpiar todas las imperfecciones del alma para hacernos más puros y recibir los dones de Dios. Pasaba varias horas contestando cartas de las personas y evangelizando a laicos. Consideraba que todas las personas podían tener vidas santas, independientemente que pertenecieran o no a la vida religiosa. Por más ocupaciones que se tuviera, siempre era posible tener un comportamiento con rectitud y amor a Dios.
Murió el 28 de diciembre de 1622 a la edad de 55 años. Diez años después de su fallecimiento se realizó la exhumación de su cadáver y se comprobó que aún permanecía intacto, con elasticidad en los brazos y el ataud tenía un agradable olor a flores.
Como dato curioso se dice que también se le encontraron decenas de piedras en su hígado, lo que representa todo lo que debió luchar para contener el mal carácter que lo distinguió en sus primeros años de vida hasta convertirse en una persona afable. La santidad también se trabaja y es fruto del esfuerzo personal para ser mejores con el prójimo. Cambiar es posible pero solo si realmente es lo que se quiere.
Oración a San Francisco de Sales
Glorioso San Francisco de Sales,
vuestro nombre porta la dulzura del corazón más afligido;
vuestras obras destilan la selecta miel de la piedad;
vuestra vida fue un continuo holocausto de amor perfecto
lleno del verdadero gusto por las cosas espirituales,
y del generoso abandono en la amorosa divina voluntad.
Enséñame la humildad interior,
la dulzura de nuestro exterior,
y la imitación de todas las virtudes que has sabido copiar
de los Corazones de Jesús y de María.
Te puede interesar:
- Espada de San Jorge: cuidados a tener y su uso como amuleto
- Ritual con San Onofre para la prosperidad