San Hipólito: mártir de la antigua Iglesia
San Hipólito fue denominado el primer antipapa, en el año 217, debido a todas las críticas que dirigió hacia los obispos y el propio Papa. Fue calificado como hereje y la separación que produjo en el seno de la Iglesia ocasionó que muchas personas también se alejaran.
Cuestionaba al Obispo Ceferino y lo acusaba de no fomentar la disciplina al permitir que aquellos que habían sido expulsados por ofensas graves, retornaran a la Iglesia. Sin embargo, San Hipólito luego de diez años se convirtió y fue nombrado Santo y mártir por todas sus virtudes.
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Contradicciones en la biografía de San Hipólito
Se dice que San Hipólito nació en Roma, en la segunda mitad del siglo II. La festividad de San Hipólito se conmemora el día 13 de agosto, el mismo día que San Ponciano. Es el patrono de los funcionarios que trabajan en las cárceles, aunque existen divergencias entre los historiadores en cuanto a la vida de este santo, por lo que hay muchas inconsistencias en su biografía.
Una versión, asegura que se trató de un presbítero, mientras que otra indica que fue un soldado romano que custodiaba la celda de San Lorenzo y que habría muerto por orden del Emperador. Sin embargo, la versión que tiene más peso es la que considera que se trató de un sacerdote erudito que escribía en griego y que habría sido seguidor de San Jerónimo y San Irineo.
Pese a su oposición inicial a la autoridad del Santo Padre y sus fuertes críticas a la Iglesia Católica por la forma en que enfrentó la herejía, posteriormente fue considerado como mártir y santo.
Aportes de la obra de San Hipólito
Es calificado como un gran escritor y orador. Su biografía no es del todo clara y existen algunos textos que, aunque le fueron atribuidos, no se tiene la certeza de que sean de su autoría. Algunos de ellos incluyen los trabajos relacionados con el Cristo y el Anticristo. También tiene relevancia su obra sobre la Crónica del mundo en la que hace referencia al proceso de creación del mundo hasta el año 234.
Parte del Derecho Canónico que fue estudiado en el siglo IV conservó mucho de los textos escritos por San Hipólito. En el año 235 tras ser desterrado en Cerdeña junto al Papa Ponciano por proclamar su fe en Cristo, San Hipólito se reconcilió con la Iglesia. Tanto San Hipólito como el Papa Ponciano murieron a manos de sus verdugos y fueron enterrados en Roma.
El nombre de Hipólito significa «caballo desbocado» y se asocia con la forma tan violenta en que murió. De acuerdo con la historia, fue atado a unos caballos salvajes.
Su relación con el cisma de la Iglesia Católica quedó en el olvido. Ocupa un lugar privilegiado en el santoral ya que en muchas representaciones se observa el nombre de San Hipólito junto a San Pedro, San Pablo y San Lorenzo.
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