San Raimundo de Peñafort: humildad y paciencia
¿Quién fue San Raimundo de Peñafort? En este artículo te presentamos un pequeña biografía de la vasta obra de este sacerdote, que entre otras cosas, fue director espiritual del rey, profesor, apóstol de las gentes, célebre canonista, reformador de las costumbres, protector de los pobres, conciliador de litigios, inquisidor. No había campo del apostolado en el cual no tuviera incumbencia.
La fiesta de San Raimundo de Peñafort se conmemora el día 23 de enero y es considerado como el patrón de los abogados y juristas.
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Vida de San Raimundo de Peñafort
San Raimundo de Peñafort nació en 1175, en el castillo de Peñafort, en Cataluña, España. Una población relativamente cerca de Barcelona. Sus padres eran de noble estirpe de caballeros.
Decidió a edad temprana dedicarse a la vida sacerdotal. Es ordenado presbítero a los 20 años y mostró siempre una gran inclinación hacia la vida intelectual. En este tiempo, ya enseñaba filosofía en su ciudad, se cuenta que le gustaba conciliar las diferencias entre los ciudadanos.
A los 30 años, ingresó en la Universidad de Bolonia, donde estudió Derecho Canónico y Civil con tal éxito que no tardó en doctorarse y pasar de alumno a maestro. Las cualidades y virtudes del piadoso doctor hacían de él uno de los más bellos ornamentos de la famosa Universidad. En poco tiempo, su reputación ya alcanzaba fama internacional. Precisamente, durante esta etapa conoce a San Domingo de Guzmán y toda su obra.
En 1219, el Obispo de Barcelona, Mons. Berenger, le ofreció ir a su diócesis, y sólo pudo convencerlo aludiendo a la obligación que tenía con su país de origen y mostrándole lo peligroso que era para la salvación de su alma la fama y el brillo que le ofrecía Bolonia frente la dedicación y el camino humilde y espiritual que podía tener en Barcelona, de este modo el santo aceptó seguir al Obispo.
San Raimundo de Peñafort quiso dedicar su vida al evangelio, por eso cuando tenía 47 años decide ingresar a la Orden de Predicadores para vivir bajo absoluta austeridad.
Junto a San Pedro Nolasco, trabaja incansablemente para liberar a los cristianos que habían sido apresados por los mahometanos. Funda con él y el rey Jaime I de Aragón la Orden de Nuestra Señora de la Merced para la cual redacta todas las constituciones tomando en cuenta su profundo conocimiento jurídico y canónico.
El Papa Gregorio IX lo llamó a Roma como Penitenciario Papal y le dio la tarea de realizar un trabajo de proporciones universales, la compilación de la vasta legislación canónica entonces en vigor. En 1234 presentó al Pontífice la obra concluida. Bajo el título de Decretos, esa codificación rigurosa fue la oficial para la iglesia hasta 1918, fecha en la cual se publicó el primer Código de Derecho Canónico.
En 1238, fue elegido Superior General de los Dominicos. Sin embargo, pidió dispensarse del cargo. También tomó parte activa en la introducción de la Inquisición en Aragón y dio su opinión sobre el procedimiento a seguir en relación con los herejes de la provincia de Tarragona.
San Raimundo de Peñafort fue también cofundador de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, cuyas Constituciones fueron redactadas por él. Su fundador, San Pedro Nolasco, a la edad de 25 años, tomó contacto con él en Barcelona y luego se puso bajo su dirección espiritual.
Se distinguió siempre por su don de consejo y prudencia. Estuvo al servicio de los pobres y desamparados. Fue capellán del Sumo Pontífice así como su propio confesor.
Su muerte se produce en el año 1275 y fue el primer santo en ser canonizado en la Basílica Vaticana por Clemente VIII. Su cuerpo es venerado en la Catedral de Barcelona.
La historia de la barca milagrosa
Uno de los hechos más famosos en la vida de San Raimundo de Peñafort ocurrió durante un viaje en el que acompañaba al rey Jaime a Mayorca. El rey era conocido como mujeriego y había prometido abandonar esta conducta, pero no cumplió su promesa y Raimundo, cansado de los deslices del soberano, le pidió permiso para partir a Barcelona; el rey se lo negó, prohibió a todos ayudar y le amenazó de muerte si le desobedeciera. Pero, Raimundo, confiando en Dios, dijo: “Los reyes de la tierra pueden impedirme la huida, pero el Rey del cielo me dará los medios para ello”.
Entonces se dirigió a la costa, extendió su manto de lana sobre las aguas del mar, y “se embarcó” en él, como si fuera una barca. Después de agasajarse con parte de su manto, echó la otra punta a su bastón, constituyendo una vela. Luego fue sólo invocar el santo nombre de María, la Señora de los vientos, de quien era fiel devoto.
Un soplo suave, pero veloz, impulsó el velero de Dios y en menos de seis horas llegaba al puerto de Barcelona, venciendo milagrosamente la distancia de 360 km que separan la Isla de Mayorca de Barcelona y con la túnica completamente seca. En el lugar del desembarco se construyó una capilla y una torre.
Oración a San Raimundo de Peñafort
Amorosísimo Padre mío San Raimundo,
vos sabéis la necesidad que padece mi alma
y el consuelo que necesito,
aplicad vuestra intercesión delante de Dios,
para que por vuestros méritos,
alcance la gracia que pretendo,
si ha de ser para mayor gloria de Dios
para más servirle y amarle.
Amén.
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