Santa Martina, ahuyenta los rayos y las tormentas
Existe mucha leyenda alrededor de Santa Martina. El motivo de ello es que su veneración no se produjo hasta mil cuatrocientos años después de su muerte. Concretamente, ella murió en el siglo III, pero no comenzó la devoción a la santa hasta el año 1634, cuando fue encontrada su sepultura en Roma.
Los años intermedios su historia estuvo perdida en el olvido. Por lo que se sabe, era hija de un noble romano que murió cuando era ella muy joven aún. Entonces, Santa Martina optó por entregar las pertenencias heredadas a aquellos que no tenían nada y dedicó su vida a la oración.
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Los martirios de Santa Martina
En su época, gobernaba el emperador Alejandro Severo que, al conocer su profunda fe en la religión cristiana, decidió ponerla a prueba, sometiéndola a numerosos martirios para que renegase de ella.
Una vez detenida, fue llevada al templo de Apolo para que se arrodillara ante aquel dios y le rindiera pleitesía. Al mostrar su negativa, cuenta la leyenda, que se produjo un terremoto inesperado que acabó con el templo sin que ella sufriera ningún rasguño.
El siguiente intento, por parte del emperador Alejandro Severo, para que Santa Martina renegase de su fue, consistió en llevarla hasta al templo de la diosa Diana, con la misma intención que en el templo de Apolo. En este caso, un rayo incendió la construcción y el edificio se vino abajo sin que a ella le ocurriese nada.
Tras estos fracasos, para conseguir que renegase de su fe, fue sometida a numerosas torturas de las que siempre resultaba indemne. Como último, intentó la echaron a los leones esperando que fuera devorada.
No obstante, los fieros animales no sólo evitaron hacerle cualquier daño sino que además le lamieron las heridas del cuerpo producidas en martirios anteriores. Incluso, al intentar llevarla a la hoguera para quemarla, el fuego se volvió contra los verdugos. Hasta que al final fue decapitada.
Auxilios que concede Santa Martina
En función del lugar en el que se le rinda culto a la santa, ella auxiliará de una manera u otra.
Así, en unos sitios es considerada como la patrona de los terremotos por motivo de los hechos ocurridos en los templos de Apolo y Diana.
En otros lugares, se encarga de alejar los rayos y las tormentas.
En algunas zonas del mundo, Santa Martina ejerce de patrona de las madres lactantes. Al encomendarse a ella no les faltará leche para amamantar a sus hijos. Si se produce una obstrucción en las glándulas mamarias o problemas al dar el pecho también acudirá en su auxilio.
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