Santa Teresa de Jesús: su increíble experiencia mística
Santa Teresa de Jesús, o también conocida como Santa Teresa de Ávila, es considerada una de las grandes maestras de la vida espiritual de la Iglesia Católica y su experiencia de vida una de las más importantes experiencias místicas que alguien haya tenido.
Breve biografía de Santa Teresa de Jesús
Nació en Ávila, España, el 28 de marzo de 1515. Bautizada como Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada. Sus padres eran Alonso Sánchez de Cepeda y Beatriz Dávila y Ahumada. Alonso Sánchez tuvo tres hijos de su primer matrimonio, y Beatriz de Ahumada le dio otros nueve.
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A los siete años, tenía ya un gran interés por la lectura de las vidas de santos. Su hermano Rodrigo era casi de su misma edad, ambos admiraban las victorias de los santos al conquistar la gloria eterna y repetían incansablemente: «Gozarán de Dios para siempre, para siempre, para siempre. . .»
Cuando Teresa tenía 14 años, muere su madre. Luego, su padre la llevó a estudiar al Convento de los Agustinos de Ávila. Cuando leyó las «Cartas de San Jerónimo», le dijo a su padre que se convertiría en religioso. Su padre se opuso, pero a los 20 años «huyó» al Convento Carmelita de Encarnación, en Ávila.
Vivió en el Convento da Encarnación, en el Monte Carmelo, quedando muy enferma durante 1 año, su padre la sacó del convento para que la atendieran. Estuvo en coma 3 días, le dieron la extrema unción, pero milagrosamente recuperó.
Volvió al Convento da Encarnación donde estuvo en cama 3 años más y recuperando la salud poco a poco gracias la oración mental que ella practicaba y a la intercesión de san José, según testimonio de la propia Teresa.
Después de 25 años en Carmelo, pide permiso al provincial, padre Gregorio Fernández, para fundar nuevas casas, con una vida más austera y con menos hermanas, ya que donde ella vivía había más de 200 religiosas.
Aunque la mayoría se opuso, Santa Teresa continuó su misión fundando varias casas, con el apoyo de 2 frailes carmelitas, el Superior Antonio de Jesús de Heredia y Juan de Yepes, (San Juan de la Cruz).
Fue interrogada por la inquisición debido a sus escritos y experiencias místicas, acusándola de consumir drogas, pero las acusaciones no tuvieron efecto.
Durante su vida fundó varios conventos, (32 monasterios, 17 femeninos y 15 masculinos), con una forma rígida de vida, trabajo y silencio.
Escribió varios libros, siendo los más conocidos «Camino de perfección» y «Moradas de castillo interior», pero también el «Libro de la vida», «Meditaciones sobre los Cantares», «Exclamaciones», «Poesías», «Libro de las fundaciones», «Constituciones», «Visita de Descalzas», «Avisos» y «Epistolario».
Después de un viaje para conocer a la Duquesa María Henríquez, se quedó en cama 3 días porque estaba muy débil y le dijo a la Beata Ana de São Bartolomé: «Por fin, hija mía, ha llegado el momento de que me muera».
Santa Teresa murió el 4 de octubre de 1582, a la edad de 67 años. Y en el momento de su muerte dijo: «Oh, señor, finalmente ha llegado el momento de que nos encontremos cara a cara».
Fue beatificada en 1614 (a poco más de treinta años de su muerte), canonizada en 1622 y proclamada doctora de la Iglesia católica en 1970 durante el pontificado de Pablo VI.
La experiencia mística de Santa Teresa de Jesús
Tuvo varias experiencias extraordinarias. Caía en transe y tenía contacto con otros tiempos y espacios, el primero de ellos fue la visión del infierno que describe como un horno oscuro, sucio y maloliente con reptiles en el suelo, donde había condenados sufriendo en el fuego.
Sentía la presencia de Cristo cuando rezaba y en 1560 se produjo lo que la Iglesia llama Transverberación del corazón de santa Teresa, cuando un ángel le entierra en el corazón un dardo de oro que le provocó mucho dolor, pero al mismo tiempo un estado de éxtasis y de gran amor hacia Dios.
En su libro «Moradas de castillo interior» describe su experiencia mística con más detalle: “…considerad nuestra alma como un castillo todo de un diamante o muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay muchas moradas”.
“…la fuente y aquel sol resplandeciente que está en el centro del alma, no pierde su resplandor y hermosura, que siempre está dentro de ella y cosa no puede quitar su hermosura.”
Y continúa: “Escribiendo esto, estoy considerando lo que pasa en mi cabeza… están en ella muchos ríos caudalosos, y por otra parte, que estas aguas se despeñan; muchos pajaritos y silbos, y no en los oídos, sino en lo superior de la cabeza adonde dicen que está lo superior del alma.”
“Pues si en lo superior de la cabeza está lo superior del alma, ¿cómo no la turba? Eso no lo sé yo, mas sé que es verdad lo que digo.”
Este es algo de su extenso pensamiento y experiencia mística de la santa.
Por último, se dice que hasta el día de hoy, en su tumba su cuerpo exhala un perfume de rosas y que su corazón, guardado en un relicario, en Alba, en la iglesia de las Carmelitas, tiene una herida profunda, de cuando fue marcado por el ángel.