Santuario de Covadonga: religión e historia unidas
Visitar el Santuario de Covadonga resulta algo especial. La belleza de sus paisajes se fusiona con una misteriosa atmósfera de espiritualidad que inunda el corazón de sus visitantes. Ubicado a once kilómetros de Cangas de Onís, constituye un lugar emblemático para los asturianos.
Más bien de los asturianos en particular y de los españoles en general. Y es que desde este lugar comenzó la reconquista de España frente a la invasión musulmana iniciada en el año 711. La batalla de Covadonga del año 722 logró frenar el avance musulmán gracias al triunfo del caudillo astur Don Pelayo con sus tropas.
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El Santuario de Covadonga actualmente está compuesto por una serie de edificaciones. Las principales son la Basílica de Covadonga y la cueva donde se apareció la Virgen. Cercanos a ellos podemos encontrar varios edificios religiosos y establecimientos hosteleros.
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Leyenda de la Cueva del Santuario de Covadonga
El término Covadonga proviene de Cova de onnica, lo que se puede traducir como fuente de la cueva. Según otros estudiosos puede derivar de Cova Dominica o Cueva de la Señora, haciendo referencia al culto de la Virgen de la Cueva.
La tradición dice que al entrar Don Pelayo en la cueva persiguiendo a un delincuente refugiado en ella se topó con un ermitaño. Descubrió que el hombre rendía culto además a la Virgen María. Al haberse acogido a su protección, el ermitaño solicitó el perdón del delincuente. Incluso le advirtió a tan bravo guerrero que un día él también se refugiaría en la cueva. Hay otros historiadores que opinan que es más factible que las tropas de Don Pelayo llevasen una imagen de la Virgen cuando se resguardaron en la cueva. Tras la victoria le rendirían culto allí.
Por otro lado, las crónicas de los musulmanes indican que las tropas de Don Pelayo se refugiaron en la cueva durante la batalla. Pudieron alimentarse gracias a la miel depositada por las abejas en las grietas de la roca. Las narraciones cristianas sostienen que fue determinante la intervención de la Virgen María para hacer frente al ataque y ganar la batalla.
En tiempos de Alfonso I el Católico se construyó una capilla en la cueva dedicada a la Virgen. Lo que daría lugar a la advocación de la Virgen de Covadonga, más conocida como la Santina. Fabricaron tres altares: uno para la Virgen, otro para San Andrés y otro para San Juan Bautista. Los monjes benedictinos fueron los encargados de su gestión.
A lo largo de la historia la cueva sufrió diversos percances. Un incendio en 1777 acabó con la imagen de la Virgen. La actual es del siglo XVIII y resultado de una donación de la Catedral de Oviedo al Santuario de Covadonga. En el transcurso de la Guerra Civil la imagen desapareció, hasta reaparecer de nuevo en 1939 en la embajada de España en Francia.
Basílica del Santuario de Covadonga y monumentos de la explanada
Tras ascender por numerosas pendientes y curvas que llevan al Santuario aparece de pronto la imagen majestuosa la basílica. Construida entre 1877 y 1901, de estilo neorrománico, con la piedra de la misma montaña, de ahí su típico color rosáceo. En la explanada de la basílica podemos encontrar la estatua de bronce de Don Pelayo, el obelisco de la Cruz de la Victoria o la Campanona, contruida en 1900 y con más de cuatro mil kilos de peso y tres metros de altura.
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