El Diablo – Significado de las cartas del Tarot
El Arcano número XV, el Diablo, para Arthur Edward Waite, su verdadero significado no sería la Ciencia Mágica, el Fluido Astral o la Fatalidad, sino “aquel que habita en el umbral de los límites del Jardín Místico, donde fue conducido después de haber probado el fruto prohibido”.
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El Diablo, orígenes e historia
Durante la baja Edad Media el Diablo era representado usualmente como un dragón o serpiente, imagen derivada, sin duda, de su papel en el Génesis.
El desarrollo antropomórfico, que llevó al diablo a convertirse en la figura que conocemos tiene su origen, probablemente, en las tradiciones talmúdicas y en las leyendas precristianas.
Según las cuales la serpiente edénica habría tenido manos y pies de hombre, miembros que perdió como castigo por su intervención en el drama del paraíso, quedando condenada a arrastrarse hasta el fin de los tiempos.
En el Antiguo Testamento (Job 1,6-12 y 2,1-7) se menciona esta humanización de Satán, y en Mateo (4, 3-11) aparece con toda claridad el antropomorfismo del personaje.
Es así descrito en un manuscrito de Gregorio de Nicena, donde toma la forma de un hombre joven, alado y desnudo de la cintura hacia arriba.
En los manuscritos alemanes de los siglos X y XI aparece con garras, se le incluyen cuernos, dientes enormes, pelos, cascos de chivo, senos arrugados, cola que terminaba en la flecha. El Diablo de la lámina del Tarot – un murciélago hermafrodita – se muestra como heredero de estas representaciones.
Tanto Cirlot como Oswald Wirth-a partir de sus respectivos planes de observación- evitan entrar en el complejo campo de la demonología al comentar el Arcano XV.
Cirlot, lo compara al “Baphomet de los templarios, chivo en la cabeza y en las patas, mujer en los senos y brazos. Para Ouspensky, el Diablo “completa el triángulo cuyos otros dos lados son la muerte y el tiempo“, en el sentido de la formalidad de lo ilusorio.
En la medida en que siempre hubo áreas sombrías y aún desconocidas para el conocimiento y que presumiblemente, los enigmas subsistirán siempre – dice Jaime Rest en su artículo Satanás, Sus Obras y Su Pompa -, lo demoníaco fue y continuará siendo una constante de nuestra realidad.
Ya que esta experiencia parece nutrirse primariamente de algo que se desdobla más allá del dominio humano, y cuya índole tremenda y estremecedora suscita en nosotros esta sacudida íntima que los teólogos denominan temor numinoso.
La figura del Diablo, por otro lado, es inseparable de las legiones que lo sirven (es decir, de la idea del Infierno), y el Tarot repite esta asociación al representarlo junto con la pareja encadenada – seres que pueden ser tanto sus prisioneros como sus colaboradores.
El Diablo en el Tarot de Marsella-Hadar
En el Tarot de Marsella-Hadar, en El Diablo, tres personajes están representados de pie. En medio, sobre un pedestal rojo en forma de cáliz, un hermafrodita con alas y cuernos.
A continuación, dos figuras, una de ellas femenina y la otra masculina, pequeñas y dotadas de atributos animales, están atrapadas, por una cuerda que les pasa al cuello, a un aro que se encuentra en el centro del pedestal.
El personaje central está totalmente marcado por la duda: desnudo, viste sólo cinturones rojos que parecen sostener senos y genitales. Tiene en la cabeza un curioso gorro amarillo, de la que suben dos cuernos de venado.
Dos alas amarillas (o azules, en la ed. Grimaud), de forma similar a la de los murciélagos, brotan de sus espaldas. Todo indica que el personaje es del sexo masculino, pero sus senos están desarrollados como los de una mujer.
Una cara se inscribe en su vientre y en las rodillas dos ojos. Sus manos y pies presentan características simiescas. La mano derecha, erguida, muestra el dorso, la izquierda sostiene el vástago de una antorcha.
El par encadenado se ve de tres cuartos. Están completamente desnudos, pero tienen un gorro rojo del que suben cuernos negros. Los dos tienen cola, patas y orejas de animal. Esconden las manos detrás de la espalda y quedamos sin saber si están atadas o no.
El suelo es negro, pero a la altura del pedestal se vuelve azul (o rojo) con rayas variadas. El fondo es incoloro.
El Diablo, significados simbólicos
- Las pruebas. Las tentaciones y seducciones.
- Magias. Desorden. Pasión. Lujuria. Dependencia.
- Intercambio, elocuencia, misterio, fuerza emocional.
Interpretaciones usuales en la cartomancia
- Pasiones indomables. Atracción sexual. Acción mágica, magnetismo. Capacidad milagrosa. Poder oculto, ejercicio de influencias misteriosas.
- Protección contra las fuerzas oscuras y los encantamientos.
Mental: Gran actividad, pero totalmente egoísta y sin ninguna preocupación por la justicia.
Emocional: Pluralidad, diversidad, avidez, inconstancia. Buscar en todas las direcciones para atraer todo. Sin la menor preocupación con el prójimo. Liberación.
Físico: Gran irradiación en este plano, en particular en el ámbito material y en las realizaciones concretas. Poderosa influencia sobre los demás.
Fuerte atracción por el poder material. Sin embargo, tiene una deficiencia: todo el éxito que promete tiende a ser obtenido por vías censurables. De esta forma la fortuna será alcanzada y los delitos tienen gran probabilidad de permanecer impunes.
También incluye el castigo, de acuerdo con su relación con las otras cartas, puede significar que los éxitos serán efímeros y que el castigo vendrá a seguir.
Desde el punto de vista de la salud: inestabilidad nerviosa, trastornos psíquicos, aparición de enfermedades hereditarias.
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