El Emperador – Significado de las cartas del Tarot
El Emperador es el Arcano número cuatro del Tarot, se le considera El Arcano de la Autoridad, de la Paternidad y de la Obediencia, es la estabilidad.
El Padre dominador. La Potencia. Base de toda construcción. Energía material. Apoyo. Personaje influyente. Poder sobre el mundo material. Esposo. Potencia sexual. Patriarcado. Jefe de familia. Fuerza pacificadora.
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El Emperador: orígenes e historia
Algunos estudiosos llaman la atención sobre un aspecto significativo de esta figura: el Emperador tiene las piernas cruzadas.
Este detalle corroboraría la tesis de inspiración germánica del arcano, ya que en el antiguo derecho alemán esta posición era prescrita ritualmente para los altos magistrados (1220).
Sin embargo, imágenes semejantes e igualmente antiguas aparecen en las iconografías francesas e inglesas, representando altos dignatarios.
El carácter ceremonial y prestigioso del cruzar las piernas puede tener un origen más remoto, posiblemente oriental, ya que eso no es habitual en el panteón grecorromano.
El antiguo simbolismo, convertido en liturgia por la codificación alemana, admite también un profundo sentido psicológico: cruzar las piernas y los brazos indica concentración volitiva, encierra al protagonista en su esfera personal y, desde el punto de vista gestual, afirma claramente el deseo de individualidad.
Otros detalles merecen ser señalados a propósito de ese personaje. Es común, asociar el simbolismo del Tetragrammaton a la figura del Emperador. Es sabido que el tetragrama traduce al nombre de Dios, o más bien la alusión a él.
Desde el punto de vista cabalístico, la relación Tetragrama-Emperador parece muy fecunda, ya que, comparada con los tres arcanos anteriores, consideradas respectivamente como el principio activo (I), el principio pasivo (II) y el principio del equilibrio o neutralizador (III), la cuarta carta se considera el resultado y, también, el principio de la energía latente.
Esto se armoniza perfectamente con la versión de Wirth sobre el Arcano IIII, según la cual él no es sólo el Príncipe de este mundo, que “reina sobre lo concreto, sobre lo que está corporificado”, sino que es también el paradigma del hombre estrictamente normal, en posesión de sus potencialidades, pero aún no realizado por la iniciación.
En este sentido, representa el cuaternario de orden terrena, de organización de la vida sensible, y puede ser relacionado también al demiurgo de los platónicos, a las divinidades inferiores en general (los héroes, antes de los dioses), y a todo intento de creación de vida a nivel terreno y perecedero.
También se ve en él, como rey que propicia la prosperidad y el crecimiento de su pueblo, una correspondencia al mito de Hércules, portador de la manzana, que lleva las manzanas de oro al jardín de las Hespérides.
Hércules, como héroe solar, que resume como ningún otro las fases del proceso iniciático en el sentido de la liberación individual, que esotéricamente, sólo se puede alcanzar a través del trabajo y del esfuerzo.
Como Hércules, también el Emperador no trasciende la condición humana, aunque el principio indique que podrá llevarla a su más alta manifestación.
Es considerado, en su cara no trabajada, como representante del aspecto violento y agresivo de lo masculino, pero también como dispensador de la energía vital y, en este aspecto, como la Naturaleza abundante, divisible, nutritiva.
El Emperador en el Tarot de Marsella (1750)
Sentado en un trono con las piernas cruzadas, un hombre coronado es visto de perfil. En su mano derecha trae un cetro que termina en un globo y por la cruz, mientras en la otra mano sostiene el cinturón.
En el primer plano, a la derecha, un escudo con la imagen de un águila parece apoyarse en el suelo. Un collar amarillo sujeta una piedra (o un medallón) de color verde. La corona se prolonga extraordinariamente detrás de la nuca.
El trono, una silla en cuyo brazo izquierdo se apoya el Emperador, reposa -como la mesa del Arcano I– sobre un terreno aparentemente árido, del que brota una solitaria planta amarilla.
A diferencia del emblema de la Emperatriz, el águila del Arcano IIII mira a la izquierda. El diseño de las águilas, por otro lado, difiere notablemente en uno y en otro caso.
La notación IIII, en la parte superior del dibujo, que ocurre también en los arcanos VIIII, XIIII y XVIIII no es habitual en la numeración romana (que registraría IV, IX, XIV y XIX).
Esta forma de grabar, sin embargo, forma parte de la tradición gráfica del Tarot, tal como aparece en la versión de Marsella y en la mayoría de las colecciones de cartas antiguas.
Significados simbólicos
- El poder, el portal, el gobierno, la iniciación, el tetragrama, el cuaternario, la piedra cúbica o su base. Protección paternal.
- Firmeza. Afirmación. Consistencia. Autoridad. Poder Ejecutivo. Influencia saturnina-marciana. Concretización, habilidades prácticas, orden, estabilidad, prestigio.
Interpretaciones usuales en la cartomancia
- Derecho, rigor, certeza, firmeza, realización. La energía perseverante, la voluntad inquebrantable, la ejecución de lo que está resuelto. Protector de gran alcance.
Mental: Inteligencia equilibrada, que no desprecia el plan utilitario.
Emocional: Acuerdo, paz, conciliación de los sentimientos.
Físico: Los bienes, el poder pasajero. Contrato firmado, fusión de sociedades, situación del acuerdo. Salud equilibrada, pero con tendencia a la exuberancia excesiva.
Desafíos y sombra: Resultados contrarios a lo pretendido, ruptura del equilibrio. Caída. Pérdida de los bienes, de la salud o del dominio sobre cosas y seres. Oposición tenaz, hostilidad preconcebida. Terquedad, adversario obstinado. Un asunto contrario a los intereses. Autodestrucción, gran riesgo de ser engañado. Autoritarismo, tiranía, absolutismo.
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