El valioso significado de la frase Namasté
El término Namasté o Námaste, tiene su origen en la lengua sánscrita. En nuestro idioma, la frase se traduce literalmente como “te reverencio”, un homenaje hacia la persona que recibe el saludo.
Para los habitantes de la India y practicantes de budismo, hinduismo, jainismo y sijs, se trata de saludo cordial y respetuoso, que al igual que el “Aloha” hawaiano, puede utilizarse como expresión de bienvenida (hola) o despedida (adiós).
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Espiritualmente, la frase Namasté es mucho más que un simple saludo y hace referencia a la presencia de la Divinidad en cada de uno de los individuos, por lo que al decir “te reverencio”, se trasciende el aspecto físico del sujeto.
Esto quiere decir que el homenaje que se rinde no está dirigido a la forma física, sino a la chispa divina presente en cada uno de los individuos: la manifestación viva de la Divinidad.
En la Metafísica Cristiana podemos encontrar una práctica similar. Los seguidores de esta corriente espiritual no dicen “te bendigo”, sino “bendigo tu Cristo Interno” o “bendigo tu Cristo Interior”.
Mediante esta fórmula, los practicantes de la Metafísica Cristiana aseguran que las bendiciones se dirigen a la parte pura, los buenos deseos, y la energía divina que alberga la persona destinataria.
La idea es que lo positivo cobre mayor fuerza en la vida del individuo, creando separación de aquellos sentimientos y emociones negativas, que buscan detener la evolución espiritual y material.
En el caso de la expresión Namasté, dirigido hacia la presencia divina interior, el saludo puede realizarse de forma casual, o acompañado por un gesto de las manos, un poderoso mudra que refuerza la intención de las palabras.
El mudra Namasté
De acuerdo con maestros del yoga y especialistas en el tema, existen dos formas de realizar el saludo Namasté, acompañado por mudras, específicamente el pranam mudra (mudra de plegaria) y el atmanjali/anjali mudra (mudra del amor).
En el primer caso, se ejecuta el pranam mudra colocando juntas las palmas de ambas manos y los dedos (la yema de los pulgares se encuentran). Este es un gesto común de oración en varias religiones).
Las manos unidas permanecen frente al pecho, a la altura del cuarto chakra Anahata (corazón), mientras se cierran los ojos y se inclina la cabeza brevemente. No es necesario decir Namasté en voz alta, simplemente visualízalo.
La segunda opción, consiste en realizar el pranam mudra frente al sexto chakra Anja (el entrecejo/tercer ojo) y bajar las manos unidas, hasta la zona del corazón, mientras se inclina ligeramente la cabeza.
Al llegar a la altura del cuarto chakra Anahata (corazón), las manos cambian al mudra atmanjali o anjali, también conocido como mudra del amor.
Similar a pranam mudra, las manos permanecen unidas, pero en este caso los pulgares se colocan uno al lado del otro, de esta forma se crea una especia de cuenco con las palmas, cerrado por los pulgares.
Esta secuencia es muy utilizada al finalizar las clases de yoga. Como en la versión anterior, tampoco es obligatorio verbalizar Namasté, pero la visualización del sentimiento de homenaje y respeto es fundamental.
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