Sintoísmo, el culto a los espíritus de la naturaleza
Japón es un país exótico y misterioso para los occidentales. Sus costumbres y creencias siempre han atraído la atención por su espiritualidad, sosiego y solemnidad. El sintoísmo es el nombre que recibe la religión nativa de Japón. Dicho culto está basado en la devoción por los espíritus de la naturaleza llamados kami.
Se considera la religión originaria de Japón. Un tipo de creencia popular que podría definirse como una compleja forma de animismo naturalista con veneración a los antepasados. Algo esto último profundamente arraigado en la cultura japonesa.
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Orígenes del sintoísmo
Inicialmente, esta religión basada en la veneración de los espíritus presentes en la naturaleza o incluso en niveles superiores de existencia, no tenía un nombre asignado. Tuvo que esperar hasta el siglo VI, cuando el budismo llegó a Japón desde China a través de Corea.
El budismo recibía el nombre de Butsudo o la vida del Buda. Con el objetivo de diferenciar una religión de otra se lo denominó shinto, derivado de una antigua palabra china que significaba El camino de los dioses. Si se adoptó este nombre chino fue porque por aquella época el chino era la única lengua que tenía escritura en Japón.
Las religiones originarias de países como Japón, China o Corea tienen en común la veneración y respeto por los antepasados. Para ellos el alma continúa unida al cuerpo o al menos cerca de él tras su muerte. En el caso en que no se le presenten ofrendas o venere correctamente ésta puede retornar en forma de demonio y poner en peligro a los seres humanos.
Creencias del sintoísmo
Como hemos indicado anteriormente, los kami o entidades espirituales están presentes en la naturaleza o en niveles superiores de existencia. El concepto se aplicó también a cualquier fuerza sobrenatural o incluso personajes destacados del pasado. Es decir, antepasados convertidos en dioses o deidades que simbolizan un poder abstracto o un ideal.
Poseen infinidad de deidades, las cuales aumentan de manera ininterrumpida. Para los sintoístas los japoneses gozan de una naturaleza divina, por lo que tienen que vivir en armonía con las divinidades de la naturaleza. Es la manera idónea para disfrutar así de su protección.
De lo que carece el sintoísmo es de una deidad principal. Tampoco tiene una manera concreta de realizar las oraciones. Se vale de narraciones míticas con las que dan a conocer el origen del mundo, los seres humanos, las festividades religiosas en las que participan… No hay dogmas ni términos difíciles de comprender. El sintoísmo ofrece en cambio una especie de código de valores prácticos que moldea el comportamiento de sus seguidores y su manera de pensar.
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