Soma: la misteriosa sustancia que conecta con la divinidad
La realidad en la que vivimos propicia que en más de una ocasión pasemos por momentos de verdadera angustia vital. Descubrimos en nuestras propias carnes que la vida no es como nos contaron. Y para hacer frente a esta situación, a lo largo de la historia se han utilizado determinadas sustancias que aliviaban la angustia o bien servían para lograr estados alterados de conciencia. El soma es una de estas sustancias que tratan de conectar con lo divino.
Fueron los brahmanes hindúes de la época védica los que utilizaron esta droga para acercarse al cosmos desde su propio interior. El soma se extraía de una planta que permitía expandir la mente y alcanzar estados de conciencia más difíciles de alcanzar por otros medios. Sin embargo, con el paso del tiempo se perdió el conocimiento relativo a esta planta.
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El soma en la antigüedad
Según antiquísimos textos, el soma era un tipo de planta que crecía en las montañas. No tenía hojas ni tampoco ramas, tan solo un pesado tallo. Para elaborar la sustancia mágica se aplastaba la raíz y el jugo resultante era mezclado con manteca o leche. El color del soma es descrito en los textos como un amarillo casi dorado.
Durante muchísimos años fue consumido en los rituales védicos pues los brahamanes pensaban que al beberlo se lograba la inmortalidad. Indra y Agní, los dos dioses principales, aparecen en algunas imágenes consumiéndolo. Incluso en el texto sagrado del Rigveda, escrito hace más de cinco mil años, indica que los hombres corrientes también consumían soma.
Cuando los arios se desplazaron de sus tierras habituales, la planta mágica fue muy difícil de conseguir. Con los años en los rituales dejó de aparecer el soma, sustituyéndose por otras plantas no alucinógenas.
Fue durante el siglo XIX cuando de nuevo surgió el interés por el soma. El motivo de esta fascinación procedía del estudio de los libros sagrados orientales por parte de estudiosos europeos. La búsqueda de la planta se convirtió en algo obsesivo para más de un historiador. Las diversas posibilidades que se barajaban como la planta del soma estaban el cannabis, las uvas afganas, el vino, el ruibarbo, el opio, el gingseng o la achicoria salvaje.
El soma y Un mundo feliz
Pero si por algo es conocido el soma en el siglo veinte es por ser la droga que toman los personajes del famoso libro de Aldous Huxley titulado Un mundo feliz. La novela es una distopía en donde la humanidad es clasificada por castas. Cada ser humano acepta su lugar en esta sociedad sana, tecnológica y liberada sexualmente. Las emociones son manejadas por medio del soma.
Gracias a ella, las penas se olvidan fácilmente. Basta que una persona esté anímicamente mal para que consuma soma y forme parte del mundo feliz. Según aparece en el texto, el soma cura los sentimientos melancólicos y tiene las mismas ventajas del cristianismo y del alcohol salvo que sin sus efectos secundarios. Esta droga puede ser destilada en cualquier alimento.
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