Vivir una vida con sentido y significado

Por Isabel Lopez
Time

Tiempo de lectura: 0 min

La idea de encontrarle un sentido a la vida, de querer comprender el significado de esta experiencia terrenal, siempre ha estado presente en cada uno de nosotros desde el origen del ser humano. La gran pregunta sin respuesta concreta tangible, que aporta valor real a la vida por el mero hecho de vivirla, su significado. Nos preguntamos entonces: cuál es el sentido de la vida?.

Nadie ha encontrado todavía , por decirlo así, una respuesta cierta, cien por cien certera y probable que pueda acallar las ansias de curiosidad del ser humano, quizá de algunos más que de otros.

¡Suscríbete a nuestra newsletter!

¿Te encanta la astrología? ¡Recibe contenido exclusivo!

La coherencia, el propósito y el significado

Los estudiosos del tema parecen tener tres formas principales de comprender lo que significa el sentido de la vida: la coherencia, el propósito y el significado. Coherencia conlleva un sentido de comprensión de las partes siguiendo la lógica conjunta de unidad. Propósito, significa encontrar el sentido en las metas, objetivos en la vida. El significado de la vida, por otra parte se trata de encontrar un sentido del valor inherente de la vida y de tener una vida que valga la pena vivirla por cada uno de nosotros, viviendo esta experiencia terrenal.

Hoy en día, la gente suele decir, a veces de manera amarga y cínica, que «la vida simplemente no tiene sentido”, que Dios, o como sea que llames a la lógica del Universo, no existe y sin embargo cuando no encontramos un sentido, la vida se vuelve ilógica, insolente, incluso más allá de la compresión humana. Porque la vida ha de tener un sentido?. En la misma pregunta hayamos la respuesta.

La lógica de la presencia universal, de la conciencia de unidad es inherente a la presencia humana en el Universo del que formamos parte. Somos seres de energía que nos sentimos separados de la conciencia de unidad, y sin embargo formamos parte de ella viviendo una experiencia de dualidad reparadora. Siendo ahora y siempre, seres de energía de amor y luz en expansión, en el camino a casa, al origen.

A menudo se citan dos razones para no encontrarle un sentido a la vida, que se debe simplemente a nuestras limitaciones como seres terrenales, ciegos en el despertar. La primera de estas razones tiene que ver con el dogma de la religión, todas. Érase una vez, según cuenta la historia, cuando la vida, creíamos, tenía un significado claro que Dios nos ha dado: se trataba de adorarle y vivir de acuerdo con sus dictados, el dogma establecido. A medida que la creencia religiosa ha disminuido, no solo la idea de un ser superior ó Dios supuestamente se ha desvanecido, sino junto con él, el significado que una vez garantizó, o se creía garantizar de forma simplista el significado que le dábamos a la vida, su sentido.

La ciencia moderna, desde el polo opuesto a la creencia y la fe, por otra parte, es la segunda causa de la actual crisis existencial en la búsqueda del sentido de la vida. Los científicos nos dicen que la existencia, surgió de una interacción aleatoria de sustancias químicas y gases, la cual tiene un significado, pero este es bastante sombrío e implacable. Para los humanos, como para todos los demás seres vivos, el significado de la vida es la supervivencia en sí y la propagación del material genético de uno para su expansión. Suena cierto en su realidad científica y, al mismo tiempo, claramente inútil y desesperanzador para nuestro espíritu y de ahí las llamadas crisis existenciales.

Existen una serie de pasos prácticos que podemos tomar para llenar nuestras vidas de un significado más pleno. El mero hecho de quererle encontrar un sentido, su búsqueda nos dice de la inquietud de nuestro ser, de nuestra alma.

Algo que puede funcionar para todos, al margen de ser creyente en un ser superior o no, es el hecho de empezar aceptando que no hay un sentido en la vida fuera del que podemos encontrar dentro de nosotros mismos como observadores de nuestra propia existencia.

El sentido de la vida no deja de ser un misterio

No hay evidencia clara de que exista ningún tipo de significado o sentido objetivo tangible escrito en las estrellas, ´ó. en un libro sagrado o en algunas secuencias de ADN. El sentido de la vida no deja de ser un misterio, y no voy ello menos anhelado. El ser humano no se conforma con la ignorancia, queremos saber.

Lo que parece impulsarnos a quejarnos de que la vida carece de sentido es la consciencia de nuestra búsqueda constante de la felicidad, y por ello inalcanzable para nuestro sistema de pensamiento erróneo, el ego, ya que ello nos hace no apreciar el instante santo, el momento presente.

Todos buscamos algo que llamamos, precisamente eso, felicidad. La Grand Final de nuestra vida!

La cuestión es, qué es realmente la felicidad para ti?. Consideremos algún ejemplo: – Estás en una relación, pero la intensidad que se experimentó al principio se ha ido ya que ha cambiado como la vida misma. Se siente un «sin sentido” en esa relación, sin paz en el alma, ni armonía en el cuerpo, sin pasión.

Esto se puede aplicar a cualquier esfera de nuestra vida, tanto en el trabajo, la vida, en el amor. Nuestro sistema de pensamiento erróneo, nuestra mente siempre está insatisfecha ya que no vive la vida desde el agradecimiento de lo que ya tenemos, vive en el pasado o futuro en vez. Siempre queremos más en vez, y por ello no sabemos saborear la felicidad que ya somos, desde el ahora.

A partir de estos conceptos, podemos empezar a extrapolar una teoría del significado de la vida. El sentido y significado se encuentra en tres conceptos en particular: en la comunicación, la comprensión y en el servicio.

Respecto a la comunicación. Somos, por naturaleza, criaturas individuales y sin embargo nuestros momentos más significativos tienen que ver con la conexión con el otro, por y para el otro aunque también sepamos apreciar la presencia con nosotros mismos, tan necesaria para recargar nuestra energía. Formar parte de una comunidad que de sentido a nuestras vidas viene a ser el sentido de la vida para muchos y pasar de un sentido de separación a un sentido de unidad con el otro formando juntos una unidad. Cuando compartimos las verdades sobre nuestras respectivas vidas, cuando entablamos una comunicación con el otro, sentimos una emocionante sensación de victoria sobre las barreras que nos limitan. En la neuro ciencia se le conoce como el efecto de las neuronas espejo. El sentimiento que nos lleva a la unidad con el otro, lo llamamos amor, más allá de nuestro ego.
Luego está el significado que surge a través de la comprensión. Se trata del placer que se puede sentir cada vez que corregimos la confusión y desconcierto sobre nosotros mismos o el mundo. Podríamos ser investigadores, científicos, economistas, poetas, escritores o terapeutas entre otras ocupaciones: el placer de nuestras acciones proviene de una habilidad común para dar sentido a lo que alguna vez fue desconocido y extraño para nosotros. Queremos ”saber” por el mero hecho de saber y ello nos hace ir en búsqueda de la verdad.
En tercer lugar, está la idea de servicio al otro. Una de las cosas que más sentido nos da a nuestras vidas es servir a otras personas, para tratar de mejorar sus vidas, ya sea aliviando las fuentes de sufrimiento o generando nuevas fuentes de bienestar ó sabiduría. Crear lo que se llama un mundo mejor. Los momentos más significativos llegan cuando trascendemos nuestro ego y nos ponemos al servicio de los demás, o del planeta y del Universo. Para que el servicio se sienta significativo en la búsqueda de un sentido a nuestra vida, éste debe estar en sintonía con nuestros propios intereses. Se trata de conocernos lo suficiente para así poder encontrar nuestro particular camino hacia el servicio.
El sentido de la vida es perseguir el crecimiento evolutivo humano a través de la comunicación, la comprensión y el servicio ya que somos esencia de amor, energía en expansión en sincronía con el Universo. Para tener vidas significativas necesitamos tener relaciones con los demás: no necesariamente románticas, sino conexiones para el compartir, aún siendo relaciones en actividades que nos apasionan como la creación artística, etc…
Necesitamos también tener una cultura que nos ayude a fomentar la comprensión de uno mismo y del mundo hacia una conciencia de unidad, de unión, en vez de recibir información caótica de los medios de comunicación que promueve una vida sometida al miedo y control de unos pocos.
Así mismo, hacer una buena obra, conlleva fomentar un mundo de empresas y organizaciones orientadas no solo a las ganancias económicas y materiales, sino a la asistencia y la mejora genuina para la expansión y evolución de la humanidad. Ayudar a las personas a descubrir su propia «melodía» interior particular, a encontrar su esencia para que pueden poner en su vida todo su amor, dedicación e interés, de modo que las personas no solo estén sirviendo per se, sino para conectar con el sentido de sus vidas, su propósito. Poner el énfasis en vez en las relaciones de corazón y auténticas. Poner el énfasis en el dar de corazón con la intención, ya que cuando hagamos así sin expectativas es cuando se nos será dado, siempre eso si siguiendo las leyes del Universo, uno de ellas la de reciprocidad.
Para construir un mundo más significativo, tenemos que poner el énfasis en la educación emocional, en la comunidad, en una cultura de introspección y en un tipo de capitalismo más honesto. Pasar de una conciencia de la dualidad a una conciencia de unidad, y más enfoque en el contenido, la esencia que en la forma exterior. La búsqueda del sentido de la vida es un proceso y el camino se hace al andar como expresaba Machado en uno de sus libros.

El sentido de la vida es vivirla. Dios, o como quieras llamar al ser que da sentido a la existencia, la presencia, es el origen y el final del infinito. Somos parte la vida con el creador y en la vida misma encontramos su sentido, coherencia y significado.

La gran final es vivir una vida auténtica!

Lea todos los artículos de esta serie aquí: