Xilomancia y el poder de examinar los árboles
La xilomancia es el arte de presagios en los que se interpretan los árboles, sus formas, patrones, diseños y textura.
El árbol es uno de los símbolos tradicionales más esenciales, su culto es parte importante y altamente influyente en la historia de las religiones que existen en el planeta.
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La xilomancia se práctica por medio de los árboles, en el mundo del culto y de las artes adivinadoras se le conoce como el arte de presagios en los que se interpretan la forma, los patrones formados, los diseños, la textura de la madera, ramas caídas, cáscaras de árbol en el suelo, etcétera.
También se puede dar un mensaje con la posición de los troncos que arden en el fuego de una chimenea o fogón y en la forma como arden. Por ejemplo, si un tronco cae de repente, de acuerdo a los practicantes de la xilomancia, significa que habrá una sorpresa.
Pero, ¿quién practica la xilomancia? Primero es importante saber que la palabra xilomancia está formada con raíces griegas y significa “adivinación usando madera”. Xylon: madera; mantis: adivino, más el sufijo ia: cualidad.
La xilomancia era practicada por druidas, algunas brujas y hechiceras y, en la actualidad, se dice que por algunos seguidores de la religión neopagana Wicca.
Sin embargo, cuenta la historia que los videntes de los tiempos bíblicos examinaban e interpretaban los dibujos formados sobre el suelo por ramas, brotes y otros trozos de árbol.
En un comienzo se utilizaban únicamente ramas que hubieran caído de forma natural, pero, con los años, los adivinos solían retirar la mitad de las cáscaras de las ramas y las arrojaban sobre la tierra, formando un dibujo al azar. Las ramas que cayeran con la cara descascada hacia arriba serían las interpretadas.
Aspectos a considerar en la xilomancia
Hoy día, los practicantes de la xilomancia observan la disposición del ramaje del primer árbol que se encuentren a su paso, y ven si está muy enmarañado, si sus ramas están muy torcidas o muy rectas y si tiene o deja de tener muchas yemas.
Con estos elementos constituyen su arte adivinatorio, y cualquiera es capaz de imaginar hasta dónde les conduce su fantasía. Si no tropiezan con ningún árbol, pero sí con las astillas o ramitas, tienen bastante para construir un mensaje inductivo y deductivo.
Claro está que en esta ocasión no pueden ser los mismos los elementos y en sustitución del embrollo del ramaje está lo perfilado o irregular del corte y lo recto o lo torcido de las ramas.
Al emplear este método, el conocimiento se intuye poniendo en contacto el objeto que se examina con alguna parte del cuerpo, pero también puede lograrse por intermedio de cualquiera de los demás sentidos, bien sea examinando el olor, el sonido, el olor o el sabor del objeto.
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