Yin yoga, una práctica para estimular el flujo energético
El yin yoga es un sistema integral de ejercicios, que conjuga posturas (asanas) del Hatha Yoga con preceptos de la religión taoísta, (camino espiritual que tuvo su origen en China, hace más de dos mil años).
Los maestros de yoga, Paulie Zink, Paul Grilley y Sarah Powers, son considerados los precursores de esta disciplina en occidente, donde se dio a conocer en la década de los 70.
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Diferencias del Yin Yoga
Lo que diferencia el yin yoga de otras actividades similares es que el ejecutante debe realizar los movimientos lentamente, y mantener las asanas por un extenso período de tiempo (45 segundos para principiantes, y hasta 7 minutos para los avanzados).
Asimismo, el yin yoga toma en consideración los meridianos energéticos del cuerpo (sabiduría propia de la medicina tradicional china), a fin de garantizar el correcto flujo de qi (chi para los japoneses, se traduce como “energía vital”).
Al igual que en el yoga restaurativo, los practicantes del yin yoga pueden ayudarse con objetos (bloques, mantas, cintas, cilindros, cojines), para facilitar la ejecución de las posiciones, tanto en niveles iniciales como avanzados.
Es importante tener presente que, aunque el yin yoga puede ser considerado una actividad relajante, sus movimientos y asanas tienen incidencia directa en tendones, tejidos conectivos, ligamentos y articulaciones.
En este sentido, es fundamental que consultes con tu especialista médico de cabecera, antes de involucrarte en este tipo de prácticas, en especial si padeces de dolencias musculares o de las articulaciones.
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Beneficios del yin yoga
Al estar vinculado con la filosofía de la religión taoísta, el yin yoga tiene presente los conceptos del yin y el yang, tanto en las meditaciones que acompañan las asanas, como en los ejercicios físicos.
Igualmente, se hace énfasis en el equilibrio de los meridianos energéticos del cuerpo y el flujo de qi o chi (energía vital), un conocimiento perteneciente a la medicina tradicional china y la acupuntura.
Los practicantes del yin yoga aseguran que este sistema devuelve la elasticidad a tendones, ligamentos y tejidos conectivos; además de contrarrestar el efecto del envejecimiento en las articulaciones.
De la misma forma, sostienen que la práctica favorece al sistema nervioso central, tonifica los músculos, y estimula los meridianos conectados a los órganos principales (pulmones, riñones, corazón, bazo e hígado).
Con esta disciplina, el ejecutante aprende sobre la gestión emocional y cultiva la paciencia; aquieta la mente; recobra la flexibilidad; armoniza energéticamente el cuerpo físico; mejora la capacidad de observación; y puede experimentar disminución en los niveles de estrés.
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