Zahorí ¿Conoces los videntes con majestuosos poderes?

Dicen que la madre que dé a luz el día del “Mandato”, conocido como Viernes Santo de Semana Santa, mientras se recite el sermón de Pasión, su hijo tendrá el futuro asegurado sin necesidad de opositar porque será Zahorí, por ende, nacerá con el poder de descubrir lo que esté oculto bajo tierra.

Los Zahoríes son conocidos como videntes con majestuosos poderes para ubicar tesoros, encontrar agua debajo de la tierra u otros elementos como el metal. Para ello necesitan de un artilugio, una varita del zahorí o de avellano cortada de un tronco virgen que culmine en forma de horquilla.

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Según cuenta la leyenda, la varita de estos adivinos se elabora con madera de avellano silvestre, se pica una rama en el amanecer de cualquier día de junio, preferiblemente en luna llena. También pueden ser de fibra de cristal, un péndulo metálico o de metal de acero.

Pero no solo las varitas del zahorí son importantes, también dependerá de la sensibilidad que tenga esa persona para percibir las energías que fluyen subterráneamente y que se propagan por todo su cuerpo como vibraciones magnéticas.

El Zahorí, antes de iniciar la búsqueda, programa su mente para concentrarse en lo que desea encontrar, por ello son capaces de diferenciar distintas vibraciones, bien sea de metal, de corrientes de agua o, incluso, de personas. Y esto no es algo que todas las personas puedan realizar o captar.

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¿En cada pueblo un zahorí?

En cada pueblo o comarca existe un zahorí con la función principal de detectar venas de aguas para excavar pozos. También existen zahoríes especializados en descubrir tesoros, metales o los culpables de un robo o asesinato.

Los zahoríes están sujetos a una ley caprichosa, y es que no pueden tocar el tesoro detectado en caso de tratarse de dinero, porque de ser así las ganancias se convertirán en cenizas. Tan solo deben conformarse con ese poder sobrenatural que tienen, que no muchos, por no decir ninguno, lo entienden.

Estas personas gozaron de mucha fama en el siglo XIV, sobre todo en Extremadura, España, donde surgieron El Brujo de Don Benito y  El Dios de La Coronada, de nombre Francisco Mengue.

Ambos solían hacer predicciones de tesoros y lluvias que siempre habían hecho falta en esas tierras, aunque también se ocupaban de encontrar el ganado  perdido o la sortija desaparecida.

Se dice que, en la actualidad, el zahorí ha cambiado su vara de avellano por la vara de olivo o de cobre y se dedica, en la mayoría de los casos, a buscar agua escondida.

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